A raíz de los últimos episodios de pisos turísticos ilegales ofertados en Airbnb y de que el Barómetro Semestral del Ayuntamiento de Barcelona, presentado el pasado viernes, señalara el turismo como el principal problema de los barceloneses, el Consistorio se está poniendo las pilas en la gestión del turismo en la Ciudad Condal. Por una parte, el Ayuntamiento cerrará esta semana el expediente sancionador de 600.000 euros a Airbnb -aunque este podrá ser recurrido- con el que exige a la compañía que cumpla, de una vez por todas, la legislación y deje de ofertar pisos turísticos sin licencia en su plataforma online.
La alcaldesa Ada Colau ha lamentado que «Airbnb está traspasando todos los límites legales» y ha afirmado que seguirán «poniendo multas hasta que cumplan la ley».
La teniente de alcalde de Ecología Urbana, Urbanismo y Movilidad, Janet Sanz, también ha asegurado que se impondrá otra multa de la misma cantidad a Airbnb, si, tras esta primera sanción, siguen publicitando pisos turísticos ilegales.
Sanz ha revelado que un ex directivo de la compañía, mientras trabajaba para ésta, estuvo realquilando ilegalmente su piso en Ciutat Vella a turistas y ha valorado este caso como «una estafa a a la ciudad». Ha afirmado que sospecha que «Airbnb da cobertura a posibles redes» organizadas de alquiler de pisos turísticos ilegales, ya que no pone ningún filtro a los anuncios en su plataforma.
Además, según ha explicado Sanz, el Ayuntamiento ha detectado 316 pisos realquilados por los inquilinos como pisos turísticos. Tras conocerse la semana pasada el caso de la propietaria que recuperó su vivienda -ilegalmente realquilada a turistas por su inquilino-, alquilándola vía Airbnb, el Consistorio ha recibido tres o cuatro quejas de afectados por el mismo individuo.
Por otro lado, el Ayuntamiento está intentando remediar la imagen de la ciudad como un lugar hostil hacia los turistas. El concejal de Turismo, Agustí Colom, ha negado que exista la turismofobia en Barcelona, pero admitió que se necesita tomar medidas contra los efectos negativos del turismo.
Así, el Ayuntamiento, la Diputación y el consorcio Turisme de Barcelona han impulsado la creación de un observatorio para gestionar el turismo en la ciudad. El Observatori Turisme de Barcelona, presentado ayer en el Espai Bonnemaison, producirá datos acerca del turismo que puedan ser útiles tanto a ciudadanos, empresas y entidades. Se pretende crear un sistema de open data gracias al cual la información recavada por este proyecto pueda ser compartida con los ciudadanos. Colom ha defendido que el remedio a la afluencia masiva de visitantes que tiene Barcelona pasa por promover los entornos de la ciudad como destinos alternativos.
Por ello, este organismo estudiará el turismo a nivel de la ciudad de Barcelona, con sus distritos y barrios, pero también a nivel de la región y del resto de municipios y comarcas de la diputación.
El director del consorcio Turisme de Barcelona, Jordi William Carnes, ha explicado que se pretende crear “un ejemplo de colaboración público-privada” entre empresas y entidades de la ciudad.